Esta semana hemos preparado una entrada por un acontecimiento fascinante en nuestra tierra, la berrea
Pasaban los últimos días de septiembre y el sol comenzaba a perder su fuerza. Los ciervos por contra, llegan al momento para el que aguardan todo el año, el celo o berrea.
En esta época del año, las ciervas se juntan en rebaños y los machos defienden el que sera su territorio. El desgaste del celo y la defensa del harén, hace que estén mas centrados en otros asuntos que en su seguridad, lo cual les deja un poco mas accesibles a nuestras cámaras, si se sabe donde buscar.
Preparamos la salida en La Corchuela para última hora de la tarde, que aun nos quede hora y media de sol. Caminamos entre alcornoques buscando un punto lo suficientemente dentro del monte donde los animales se sientan comodos, pero aun es pronto. Llevaremos casi una hora andando mas o menos y ya comienzan los primeros berridos en la distancia.
Decidimos salir del camino, siguiendo una vereda hecha por animales, buscando una mayor densidad de arboles. Al poco damos con el primer grupo, casi inapreciable, fundido al terreno.La cabeza de una hembra y junto a ella hay tres hembras mas y un macho, en el encame bajo un alcornoque.
Que escena tan bonita poder disfrutar de estos animales en su ambiente natural, sin restricciones, totalmente salvajes y solo a 30 metros de nosotros. Toda una experiencia.
Pero no íbamos a dejar esto así, ya que estamos, sigamos rastreando encames y veredas, a ver que sale.
Y cinco minutos después, localizamos otro grupo, esta vez mucho mas numeroso que el anterior y con varios machos cerca, protegiendo sus hembras
El sonido de la berrea en la distancia se aproxima y multiplica según avanzamos por el bosque. Hemos de tener cuidado, ya que los machos protegen su territorio también de nosotros, y no tendremos opción en caso de problemas con uno de ellos.
Aunque cada vez con menos luz, nosotros continuamos disfrutando de este atardecer, en un paraje que no tiene envidia de los mas famosos para estas fechas. La suerte y el silencio por el monte, hacen el resto.
Encontramos nuevos grupos y algún macho suelto, siempre guardando las distancias, salvo por el que nos sale de repente reclamando un arroyo con el susto correspondiente. Afortunadamente opta por seguir su camino dejándonos a nosotros en dirección opuesta.
Y así vimos nosotros la berrea, desde dentro, sin trampa ni carton y a 20 minutos de casa. Todo un placer, vivirlo y enseñarlo.
Os dejamos ahora un enlace al blog "el sonido de la naturaleza" donde podréis escuchar con una calidad excepcional el sonido de la berrea en Cabañeros.
Y también porque no, un vídeo de Luis Miguel Dominguez donde enseña muy bien visualmente este
acontecimiento natural
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